Un día, mientras mis alumnos hacían un examen, me dediqué a observar a la señora que barría el hall del instituto donde trabajo. Me llamó la atención la manera en que todos los alumnos entrando y saliendo de sus clases pasaban a su lado y ni la miraban. Ella barría, pero para todos ellos, ella no parecía estar allí. Me llenó de tristeza, y escribí esto:
Barre barre barrendera
todos pasan, ella queda
topa piernas, topa pies
acá barro, no me ves?
Barre barre barrendera
lo que tiran, lo que queda
con la escoba va empujando
con tristeza avejentando
Todos hablan, todos ríen
acá vengo, todos miren!
no me ven? soy transparente?
estoy tan sola entre la gente
que tristeza, que gran pena
va empujando una condena
la de ser y no existir
de vivir y no morir.